La moneda cambió todas las decisiones de los argentinos.
Hoy el lema oficial podría ser: “Mar del Plata no; Praia Brava, sí”.
La Argentina pasó de ser un oasis accesible –luego de la devaluación de diciembre de 2023– para el turismo extranjero a convertirse casi en tiempo récord en una plaza turística cara en dólares por el supuesto atraso del tipo de cambio.
Pero, además, el mayor poder adquisitivo en moneda dura impulsó a que en enero y febrero de este año –pico del período estival– 1,6 millones más de argentinos pasaran sus vacaciones en el exterior frente a lo que ocurrió en 2024..